- Los Nutrientes y el Sistema Inmune

Nutrientes directamente relacionados con el sistema inmunológico

Vitamina C: aumenta la producción de interferón (sustancia celular que impide a una amplia gama de virus provocar infecciones), por lo que la inmunidad se puede potenciar. Además, esta vitamina es necesaria para formar colágeno, un componente esencial de las membranas de las células, por lo que la vitamina C contribuye al mantenimiento de las barreras naturales contra las infecciones.

Fuentes alimentarias: Guayaba, kiwi, mango, piña, caqui, cítricos, melón, fresas, bayas, pimientos, tomate, verduras de la familia de la col, frutas y hortalizas en general.

Vitamina E: diversos estudios han demostrado que aumenta la respuesta inmunológica (se administró 200 mg/día de esta vitamina a personas que no seguían una alimentación sana y con defensas bajas, y su respuesta inmunológica mejoró notablemente).

Fuentes alimentarias: aceite de germen de trigo, aceite de soja, germen de cereales o cereales de grano entero (pan, arroz y pastas alimenticias integrales, etc.), aceites de oliva (principalmente, el virgen extra de primera presión en frío), vegetales de hoja verde y frutos secos.

Vitamina A: representa un papel esencial en las infecciones y en el mantenimiento de la integridad de la superficie de las mucosas (barreras naturales contra las infecciones).

Fuentes alimentarias de vitamina A: hígado, mantequilla, nata, huevo y lácteos completos.
Fuentes alimentarias de beta-caroteno: cuando el organismo lo requiere, se transforman en vitamina A. Presente en verduras de color verde o de coloración rojo-anaranjado-amarillento y algunas frutas (albaricoques, cerezas, melón y melocotón…).

Otras vitaminas: se han descrito alteraciones del sistema inmunológico asociadas al déficit de vitaminas del grupo B. La carencia de ácido fólico o vitamina B9 suprime la respuesta de algunos linfocitos, lo que a su vez se acompaña de una disminución de anticuerpos (sustancias que luchan contra los gérmenes y tóxicos). También se sabe que las deficiencias de tiamina o B1, riboflavina o B2, ácido pantoténico o B5, biotina o B8 y cianobalamina o B12, pueden disminuir la producción de anticuerpos.

Fuentes alimentarias: El complejo vitamínico B aparece en la mayoría de alimentos de origen vegetal (verduras, fruta fresca, frutos secos, cereales, legumbres) y en los de origen animal (carne y vísceras, pescado y marisco, huevos y en los productos lácteos). El ácido fólico se encuentra mayoritariamente en la verdura de hoja verde, legumbres verdes, frutas, cereales de desayuno enriquecidos e hígado, y la vitamina B12 abunda en el hígado y el marisco, pero también está presente en alimentos como carne, pescado, huevos y productos lácteos.

Flavonoides: no se consideran nutrientes, son sustancias propias de plantas (colorantes) de acción antioxidante. Están presentes en numerosos vegetales, algunos de los cuales potencian la acción de la vitamina C.

Fuentes alimentarias: Verduras de la familia de la col, verdura de hoja verde, frutas rojas, moradas y cítricos.

Hierro: el déficit de hierro es relativamente frecuente y afecta principalmente a jóvenes y embarazadas; disminuye la proliferación (multiplicación y crecimiento) celular y la respuesta inmunológica.

Fuentes alimentarias: hígado, carnes (especialmente la de caballo), pescado, huevo y, en menor proporción, lácteos.

Cinc: la carencia de cinc es relativamente frecuente en niños, mujeres embarazadas, madres lactantes, ancianos y personas vegetarianas o que realizan dietas bajas en calorías. El consumo habitual de tabaco también se puede considerar factor de riesgo de déficit. Su carencia influye en el sistema inmunológico y afecta fundamentalmente a órganos linfoides (que producen linfocitos) y a la respuesta inmunológica.

Fuentes alimentarias: mariscos, hígado, semillas de calabaza, quesos curados, legumbres y frutos secos, cereales completos, carnes, pescados, huevos y lácteos.

Selenio: el déficit de selenio afecta a la inmunidad, estando disminuida, entre otros, la actividad bactericida, la respuesta de los anticuerpos frente a ciertos tóxicos y el desarrollo de linfocitos.

Fuentes alimentarias: Carne, pescado, marisco, cereales, huevos, frutas y verduras.


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- El Estrés

Se ha demostrado que el estrés prolongado o severo debilita el sistema inmunológico, presiona al corazón, daña las células de la memoria en el cerebro y deposita grasa en la cintura, en lugar de en las caderas y glúteos (lo que es un factor de riesgo para padecer males cardíacos, cáncer y otras enfermedades), dice el doctor Bruce S. McEwen, director del laboratorio de neuroendocrinología de la Universidad Rockefeller en Manhattan y autor de un nuevo libro, "The End of Stress as We Know It" ("El fin del estrés tal como lo conocemos").
Se ha comprobado también que el estrés está involucrado en el envejecimiento, la depresión, los males cardíacos, la artritis reumatoide y la diabetes, entre otros.

Cuerpo y mente
Los investigadores saben desde hace mucho que el estrés cobra un alto precio sobre el organismo, pero sólo hace poco se reconocieron los efectos profundos que tiene el estrés psicológico. Hace dos decenios muchos científicos básicos se burlaban de la idea de que el estado mental de un paciente pudiera influir sobre la salud. El vínculo entre la mente y el cuerpo era considerado un territorio oscuro, mejor dejado en manos de los psiquiatras.

En la última década, sin embargo, los investigadores demostraron que el estrés psicológico puede aumentar la vulnerabilidad a las enfermedades y han empezado a comprender cómo puede ocurrir tal cosa.

"Si usted me hubiera dicho allá en 1982 que el estrés puede modular cómo funciona el sistema inmunológico, yo habría respondido: "Olvídelo"", dice el doctor Ronald Glaser, inmunólogo de la Universidad de Ohio.

Mientras más profundizan los investigadores más claro resulta que el estrés puede ser el hilo que une a muchas enfermedades que antes se creían carentes de relación entre sí.

"Lo que antes se pensaba que eran rutas que llevaban muy claramente al resultado de una enfermedad específica, ahora se vio que llevan a una amplia gama de diferentes resultados", dice el doctor Robert M. Sapolsky, profesor de Neurología en Stanford.

La clave en esta nueva comprensión es una concepción novedosa del estrés desarrollada por McEwen, que ha estado estudiando el tema durante más de tres decenios. Según este modelo, no es el estrés en sí lo que es dañino. Más bien, los problemas asociados al estrés resultan de una compleja interacción entre las demandas del mundo exterior y la capacidad del organismo para enfrentar amenazas potenciales.

Esa capacidad puede estar influida por factores hereditarios y experiencias infantiles; por la dieta, el ejercicio y los patrones de sueño; por la presencia o ausencia de estrechas relaciones personales; por el nivel de ingresos y el status, y por la acumulación de presiones hasta el punto en que sobrecargan el sistema.

En cantidades moderadas, argumentan los científicos, el estrés es benigno, incluso benéfico, y la mayoría de la gente puede enfrentarlo.

Al prepararse para pronunciar un discurso, presentar un examen o evitar un auto a alta velocidad, el organismo realiza una compleja serie de ajustes. Procesos esenciales para movilizar una respuesta -el sistema cardiovascular, el sistema inmunológico, las glándulas endocrinas y las regiones cerebrales involucradas en la emoción y la memoria- son llamados a actuar. Las funciones no esenciales, como la reproducción y la digestión, son pospuestas para otro momento.

La adrenalina, y más tarde el cortisol, hormonas del estrés generadas por las glándulas adrenales, invaden el organismo. Se elevan el ritmo cardíaco y la presión arterial, la respiración se acelera, el oxígeno fluye hacia los músculos y las células inmunológicas se preparan para acudir de inmediato al lugar de una posible lesión.

Cuando finalmente se pronuncia el discurso se presenta la prueba o se evita ser embestido por el auto a gran velocidad, otro complejo juego de ajustes promueve la calma, regresando al organismo a lo normal.

La tensión crea grasas: se almacenan en el abdomen
Una de las funciones primarias del cortisol es ayudar a movilizar la energía en momentos de estrés mediante la liberación de glucosa en la sangre. Pero cuando el cortisol está crónicamente elevado, junto con altos niveles de insulina, lo que hace es enviar grasa que se almacena en el abdomen. Esto tiene sentido cuando una hambruna se aproxima. Pero son malas noticias para quien desee reducir al mínimo el riesgo de problemas cardíacos, cáncer y otras enfermedades.

Los estudios muestran que el exceso de secreción de cortisol en los animales aumenta la grasa en las vísceras.
La doctora Elissa S. Epel, de la Universidad de California, descubrió que incluso en mujeres esbeltas el estrés, el cortisol y la grasa en el vientre van juntos.
La mayoría de la gente acepta que estar sometida a estrés puede predisponer a enfermedades. Pero fue sólo hasta los años 80 y principios de los 90 cuando los científicos empezaron a descubrir la vinculación de cuerpo y mente. Los investigadores descubrieron nervios que ligan el cerebro al bazo y el timo, órganos importantes en el sistema inmunológico, y establecieron que las neuronas pueden afectar la actividad de los leucocitos, encargados de combatir enfermedades.

Es mucho lo que aún no se sabe acerca de cómo interactúan el cerebro, el sistema endocrino y el sistema inmunológico, y parte de lo que se sabe no se comprende del todo. Se sabe que altos niveles de cortisol, por ejemplo, bloquean la producción y acción de las citoquinas, que inician la respuesta inmunológica.
En niveles normales el cortisol puede aumentar la inmunidad, al elevar la producción de citoquinas que combaten la inflamación. No obstante, en algunos casos el cortisol no cierra adecuadamente el sistema inmunológico ante el estrés y permite la continua producción de citoquinas, que promueven la inflamación y se vinculan con enfermedades cardíacas, depresión y hemiplegias.

Estrategias tradicionales
Cierta cantidad de estrés en la vida es inevitable. Pero la enfermedad no lo es, dice Bruce McEwen, autor del libro "El fin del estrés tal como lo conocemos". Diversas estrategias pueden reducir el riesgo de una enfermedad producida por el estrés.

Comerse un litro de helado para calmar las tensiones provocadas por una discusión familiar no es una de ellas, ni lo es acostarse y mirar la televisión durante ocho horas para olvidar todo.

Las mejores formas de enfrentar el estrés, dice McEwen, siguen siendo las tradicionales: comer en forma adecuada, dormir bien, ejercitarse regularmente, no tomar más de un martini y alejarse de los cigarrillos. "En realidad, sólo se trata de hacer las elecciones correctas en la vida", dice.
Este proceso de "equilibrio a través del cambio" es llamado allostasis , y es esencial para la supervivencia. Pero fue desarrollado, señalan McEwen y Sapolsky, para los peligros que los humanos podrían haber encontrado en un día típico en la sabana, como, por ejemplo, la aparición de un león o una escasez de carne de antílope.
El estridente sonido de una alarma de auto, los jefes excesivamente autoritarios, los matrimonios que discuten, los embotellamientos de autos de 10 kilómetros de largo y los empleados de tiendas groseros no eran parte del plan de la naturaleza.

Cuando el estrés persiste durante demasiado tiempo o llega a ser excesivamente severo, dice McEwen, los mecanismos protectores normales se sobrecargan, una condición a la que él llama carga allostática. El sistema de retroalimentación, finamente calibrado, se ve alterado y, con el tiempo, deja de funcionar adecuadamente, causando daños.

Experimentos realizados por McEwen y sus colegas con ratas ilustran claramente este efecto de desgaste. En los estudios las ratas fueron colocadas en un pequeño compartimento y sus movimientos fueron restringidos durante seis horas diarias.

La primera vez que las ratas fueron restringidas, dice McEwen, se elevaron sus niveles de cortisol y su respuesta al estrés se elevó al máximo. Después, su producción de cortisol se interrumpió cada vez más pronto, a medida que se acostumbraron a esa restricción.

Eso bien pudo haber sido el final de la historia. Pero los investigadores también descubrieron que a los 21 días las ratas empezaron a mostrar los efectos de estrés crónico. Se tornaron ansiosas y agresivas. Sus sistemas inmunológicos se hicieron más lentos para rechazar a las ratas invasoras. Las células nerviosas en el hipocampo, una región cerebral involucrada en la memoria, se atrofiaron. La producción de nuevas neuronas del hipocampo cesó.

El doctor Sheldon Cohen, profesor de Psicología en la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, descubrió que los seres humanos responden en forma muy parecida. Entre los voluntarios inoculados con el virus del resfrío, los que habían estado sometidos a situaciones estresantes más de un mes, como desempleo o problemas familiares, tenían más tendencia a enfermar que los que aludían períodos breves de estrés.

La carga allostática frecuentemente empeora, dice McEwen, por la forma en que la gente responde al estrés, comiendo alimentos grasosos, quedándose hasta tarde en su trabajo, evitando hacer ejercicio o bebiendo en exceso. "El hecho es que ahora vivimos en un mundo en el que nuestros sistemas no reciben la oportunidad de descansar, de regresar a una base", dice. "Están siendo impulsados por calorías en exceso, por falta de sueño y ejercicio, por fumar, por aislamiento o por una competencia frenética."

Cinco mini-ejercicios físicos para liberarse de las tensiones
1. Párese bien alto, luego levante y baje su cabeza, de modo que logre estirar bien su cuello. Gírela lentamente hacia la derecha y luego a la izquierda. Baje su cabeza y vuelva a realizar este proceso cinco veces.
2. Rote lentamente su cabeza hacia la derecha, y luego hacia la izquierda.
3. Tire sus hombros hacia atrás, todo lo que pueda. Levante su hombro izquierdo y luego relájelo tirándolo suavemente hacia abajo. Luego, haga lo mismo con su hombro derecho.
4. Realice con su brazo derecho un lento movimiento circular, completo, para relajar el hombro. Haga lo mismo con su brazo izquierdo.
5. Levante y luego relaje ambos hombros. Repita esto diez veces. Ponga su brazo derecho sobre su hombro derecho y toque con la palma de su mano su hombro izquierdo. Repita este proceso con su mano izquierda.


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- Factor Transferencia II

El Herpes Zoster y el Sistema Inmunológico

En mi anterior entrega les decía como la dedicación de Investigadores mexicanos de la Química y la Salud, que trabajan sin denuedo, benefician a sus congéneres, sin lograr aún el reconocimiento que sin duda merecen.

Les comentaba acerca de la aparición de un Herpes Zoster Oftálmico que estuvo a punto de llevarme a la pérdida de la visión de mi ojo derecho.

Bueno..les prometí atestiguar paso a paso, así que les diré que un buen día del mes de marzo (un mes propicio para el inicio de enfermedades alérgicas por la polución, las esporas y pólenes del medio ambiente en la Meseta de México), me percaté de una comezón sobre mi ojo derecho y un ligero rubor.

Acudí con mi médico general, quien pensó que era una alergia, así que me recetó un antialérgico, que a la postre descubriría que era contraindicado para el Herpes Zoster pero favorable cuando este padecimiento era precisamente Oftálmico.

Desde luego que este antialérgico no me alivió el padecimiento, al día siguiente empecé a tener llagas arriba de mi ojo y hacia la sien. Decidí entonces consultar un dermatólogo en Ciudad Satélite y...con la Diosa fortuna de mi parte, me diagnóstico certeramente mi padecimiento, me medicó con medicina tradicional para combatir el Herpes Zoster, pero...me remitió al Instituto Politécnico Nacional para contactar a los investigadores que por años venían desarrollando el tratamiento con Factor Transferencia.

Casualmente, el Maestro en Ciencias Filiberto Vazquez, como les decía, mi socio en un emprendimiento de pinturas, me diagnóstico igualmente y me llevó directamente con el Dr. Padierna, al Instituto Politécnico Nacional.

Para esto queridos amigos, estaba en el cuarto día del padecimiento, con llagas y dolores de una intensidad que no le deseo ni a mis enemigos (el tratamiento clásico del Herpes Zoster Oftálmico incluye un "antiviral" desarrollado por científicos ingleses, llamado "aciclovir", barbitúricos para soportar la dolorosa noche, momento en el que arrecia el dolor).

También se incluye morfina sintética para los picos de dolor (por ejemplo la Nubaína). Cabe mencionar que el Herpes Zoster Oftálmico es el de mayor intensidad de dolor, provocando a algunas personas inclusive, el suicidio. De ahí que en esos casos hay que tener a la mano una morfina sintética, para "noquearse" por 5 horas y despertar vivo. Por la mañana y el día, el dolor es muy intenso pero soportable.

Bueno, ¿ qué pasó entonces en el cuarto día del padecimiento, cuando a las 11 de la mañana mi hijo René Alfonso y el Dr. Filiberto Vázquez me llevaron al Casco de Santo Tomás...al Instituto de Investigaciones Virales del Instituto Politécnico Nacional ?

Allí, el Dr. y Maestro en Ciencias, e investigador, Don Luis Padierna Olivo, me aplicó la primera dosis de Factor Transferencia (se aplica como una vacuna, subcutánea).

Me predijo que esa noche, de seguro no necesitaría la morfina sintética ni el barbitúrico. No podía creerle, obviamente...pero confié plenamente en él, no me gusta dudar de los investigadores entregados como él y además mi confianza estaba avalada por mi conocimiento previo de mi querido vecino, amigo y socio, Don Filiberto Vázquez.

¿Qué creen que pasó esa misma noche?...esperé pacientemente que el dolor nuevamente hiciera estragos...pero no...no llegó...no apareció...dormí como niño y mi sorpresa y la de mi esposa, al despertar, rayó todos los límites de la credulidad.

Mis llagas a lo largo del ojo y hacia la sien, eran costras, cicatrizadas, gruesas, duras...el dolor había desaparecido, la visión del ojo de todas maneras no era buena y a la postre requeriría de un seguimiento con un oftalmólogo, el cual también resultó completamente exitoso.

Sólo he de decirles...que el tratamiento al padecimiento, sin el uso de Factor Transferencia, dura no menos de 20 días, con sus noches dolorosas....en mi caso...sólo sufrí 3 noches, ya que la cuarta ya habia sido aplicada la dosis de Factor Transferencia a mi cuerpo.

Bueno, no hay milagros en esto amigos, solo investigación, lo interesante es saber porqué el Factor Transferencia es capaz de producir tamaños resultados....¿qué es el factor transferencia? ¿qué contiene? ¿qué impulsa en nuestro organismo?.

El secreto está en el Sistema Inmunológico...y en mi siguiente entrega les diré que es el Factor Transferencia...de donde se obtiene.

Hasta la próxima...y sepan de antemano que con Factor Transferencia se trata el cáncer, el cual en su etapa temprana es completamente erradicado, sepan también que el Factor Transferencia no es lo que se denomina una "medicina alternativa", porque ya ha sido adoptado y acompaña cualquier otro tratamiento con otras drogas que se suministre al paciente,. o bien las sustituye.

Nos vemos en la siguiente entrega !


Artículo publicado por:
Eduardo Capogrosso Lancellotti



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- El Factor Transferencia

Con mucho gusto he visto a Google agregar una publicidad de personas e instituciones que se dedican a investigar en pos de la salud. En este caso me referiré al Factor Transferencia, un tratamiento efectivo para combatir numerosas enfermedades donde el sistema inmunológico se confunde y no puede combatirlas de una manera efectiva.

Que más gráfica que mi propia historia hace casi 20 años, cuando por un brusco descenso de la capacidad de mi propio sistema inmunológico, producto de una situación de estres por la que atravesé, fui atacado por un Herpes Zoster Oftálmico.

Estuve a punto inclusive de perder la visión de mi ojo derecho, de lo cual me salvé gracias a dos personas maravillosas con las cuales me honra mantener una amistad.

En ese entonces, mi vecino y socio en una pequeña fábrica de pinturas de mi propiedad, el QFB y Maestro en Ciencias, Don Filiberto Vázquez, laboraba incansablemente conmigo en la búsqueda de pinturas y recubrimientos de bajo costo, para ponerlos al alcance de la población más necesitada de nuestro país.

Al mismo tiempo prestaba mis servicios casi de manera altruísta en una empresa de la Serigrafía en donde lamentablemente se mezclaban los intereses genuinos de su dueño con los mezquinos de su esposa, quien buscaba apoderarse de la empresa a como diera lugar.

Esa situación derivó en un estres que redujo la capacidad de mi sistema inmune, con lo que contraje la enfermedad mencionada.

El Maestro Filiberto Vázquez, que entonces y ahora, como investigador del Instituto Politécnico Nacional no descansa en la búsqueda de soluciones de todo tipo, un ejemplo de creatividad y entrega a su profesión y a sus conciudadanos, sin dudarlo, me presentó a otro gran Maestro, el Doctor Padierna, en su mismísimo despacho sencillo y acondicionado en la prestigiosa institución educativa de nuestro país.

El Doctor Padierna, hoy en día aplica el Factor Transferencia, siguiendo metodología precisa y dedicada a cada paciente, para combatir varias de las enfermedades en las que el Sistema Inmunológico tiene la respuesta al padecimiento.

En mi próxima entrada les compartiré paso a paso como sufrí mi padecimiento hasta que se me aplicó el Factor Transferencia, con el cual lo erradiqué por completo.

Hasta la próxima con este tema que me fascina, es parte de mi propia historia de salud y he tenido la alegría de ayudar a muchos colegas y amigos con padecimientos similares.

Artículo publicado por:
Eduardo Capogrosso Lancellotti



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- Cuida tu Sistema Inmunológico

El Sistema Inmune y el Estres
Por: Sabel Todd

Como puede el estrés afectar tu sistema inmune.

¿Alguna vez has notado que te enfermas más a menudo cuando estas estresado?
Los científicos han notado esta conexión por mucho tiempo, pero hasta hace poco no podían explicarlo. Mientras un proyecto grande en el trabajo o la pérdida de un ser querido no van a darte gripa, puede reducir el funcionamiento de tu sistema inmunológico y hacerlo más propenso a la gripa y a otras infecciones.

Podría sorprenderte, pero el estrés de corto plazo da bombazos al sistema inmune. Cuando la función inmunológica se aumenta se relacionado con la respuesta de “Pelea o vuela” y este se relacionada con el estrés de corto plazo con el que terminaras. Esto es porque nuestro cuerpo todavía está tratando de adaptarse y derrotar el agente causal del estrés en lugar de sólo dejar que el estrés se acerque. El problema con esto es que existe un estrés es constante durante un período largo de tiempo.

El estrés a largo plazo es lo que reduce que nuestro sistema inmune funcione. El peor tipo de estrés no es sólo a largo plazo, sino aquel que pensamos que no podemos controlar y que es aquel en el que caeremos al final. Por ejemplo conocer una fecha límite para entregar un trabajo podría causarte una disminución en el sistema inmune; no es tan malo como el estrés causado por un accidente extenuante. Cuando pensamos que el factor estresante está más allá de nuestro control y nunca podemos parar, nuestro cuerpo siente que no puede contra el estrés y empieza a tener consecuencias. Esta clase de estrés causa una caída en la función del sistema.

Para factores que estresan regularmente, a largo plazo, la disminución del sistema inmune puede favorecerlos con el tiempo. Esto significa que aun cuando sientes que tienes todo bajo control, el estrés a largo plazo como un trabajo fuerte, puede aumentar y reducir tus capacidades para luchar contra las enfermedades gradualmente.

Otro factor importante para considerar cuando miramos el sistema inmunológico y el estrés es que la baja en el sistema inmunológico es mayor para las personas que son de edad o ya enfermas. Esto es probablemente por qué personas más viejas que están seriamente lastimados o han perdido a un ser querido recientemente son mucho más propensos a morir dentro de un año comparado con aquellos que no han tenido estas circunstancias.

Puedes pensar, “Bien, retiraré mi estrés y voy a estar bien”. Sin embargo, los estudios han mostrado que los eventos traumáticos pueden afectarnos y dañar nuestro sistema inmunológico mucho después de que el factor estresante ha desaparecido. Si una persona estuviera en un accidente, fuera atacado, o experimentó una pérdida traumática, su sistema puede estar bajo muchos años después. La mejor manera incrementar el sistema inmune en este caso es pasar por el tratamiento para la trauma.

Además de causar una disminución en la función del sistema inmunológico, el estrés también puede hacerte más propenso a las otras enfermedades a largo plazo, como enfermedades cardiovasculares. Si quieres mantener un estilo de vida sano debes incluir actividades adecuadas y una dieta correcta que promueve un estilo de vida menos estresante.

Para: Publicalpha.com



Sexo con Mujeres
Como acostarte con la Mujer que quieras
http://www.sistemasecreto.com/quicks/index.htm


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